La lucha libre, el espectáculo de lucha libre más querido de México, es mucho más que entretenimiento deportivo: es un símbolo de cultura, familia y tradición. Con raíces que se remontan a la década de 1860, este deporte se ha convertido en una parte integral de la herencia mexicana, y sus guerreros enmascarados encarnan mucho más que destreza física. Para muchas familias a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, es una conexión con la identidad, la migración y la resiliencia. En una nueva exposición titulada “Borderland Masks”, Andrés Caballero, becario Fulbright y estudiante de posgrado de la Universidad de Arizona, profundiza en estas conexiones dirigiendo la lente hacia los fanáticos en lugar de hacia los luchadores.

Esta exposición, inaugurada en la Galería Lionel Rombach, muestra las vidas de dos familias en Phoenix, Arizona, y dos en Nogales, Sonora. El trabajo de Caballero destaca las realidades cotidianas de las familias que han encontrado una comunidad a través de la lucha libre. Estos no son sólo espectadores: son personas que han tejido el deporte en su tejido cultural, usándolo para reconectarse con su herencia mexicana. Como el propio Caballero recuerda desde su infancia, la lucha libre representa más que solo lucha libre. “Es religión, catolicismo, herencia indígena, todo eso está representado de alguna manera durante estos partidos”, dijo.
Imagen de Andrés Caballero. (Foto de Alexis Hagestad, cortesía de Andrés Caballero)
La exposición invita a los visitantes a los hogares de estas familias a través de fotografías inmersivas de 360 grados, que muestran sus vidas fuera de la arena. Desde jugar fútbol hasta pasar el rato en bares locales, estos vistazos íntimos brindan una ventana a su mundo. No se trata sólo de los combates sino de lo que significa la lucha libre para estas familias, especialmente las de Phoenix, muchas de las cuales no pueden regresar a México debido a las restricciones migratorias. Para ellos, la lucha libre se convierte en un símbolo de raíces que no pueden visitar físicamente pero con las que permanecen profundamente conectados a través del deporte. Como dice Caballero: “Es más que un simple espectáculo, es una tradición familiar”.
Los fanáticos de la lucha libre han creado durante mucho tiempo comunidades vibrantes en torno a este deporte. Para las familias que cruzan la frontera, la tradición se extiende más allá de ver partidos: es una declaración cultural. Las máscaras que usan los luchadores son más que simples piezas de vestuario. Ocultan la verdadera identidad del usuario y al mismo tiempo revelan una personalidad más grande que la vida. La exposición de Caballero profundiza en el significado detrás de estas máscaras, no sólo para los luchadores sino también para sus seguidores. Las familias en sus fotografías han adoptado sus propias personalidades, eligiendo máscaras y nombres que representan a sus héroes de la lucha libre, un testimonio de cuán profundamente arraigado está este deporte en sus identidades.

“Lo considero una forma de conectarse con sus raíces mexicanas”, explicó Caballero. “Llevan 22, 23 años aquí en Estados Unidos y no pueden regresar a México porque no tienen papeles. La lucha libre se convierte en su forma de mantener esa conexión”. Esta conexión personal y emocional es evidente en las fotografías de Caballero, que capturan a los fanáticos tan vívidamente como a los propios luchadores. Es posible que las familias que presenta nunca suban al ring, pero llevan el espíritu de la lucha libre en su vida cotidiana.
Foto de Andrés Caballero 2024
Paralelamente a la exposición, Caballero está trabajando en un podcast para ampliar estas historias. En colaboración con el Racial Justice Studio de la Universidad de Arizona, su podcast se centrará en temas de migración, identidad y la frontera entre Estados Unidos y México, examinando cómo estos factores se cruzan con el mundo de la lucha libre. El Racial Justice Studio, fundado en respuesta al movimiento Black Lives Matter, destaca expresiones artísticas que desafían el racismo sistémico. El trabajo de Caballero encaja perfectamente dentro de esta misión, ya que amplifica voces de las comunidades fronterizas que a menudo se pasan por alto.

Una de las figuras clave detrás del Racial Justice Studio, Sama Alshaibi, enfatizó cómo proyectos como el de Caballero amplían el alcance de la universidad en todas las disciplinas, diciendo: “Estamos encontrando maneras de utilizar las artes para contar historias de comunidades que a menudo no reciben la reconocimiento que merecen”. Este enfoque en las narrativas fronterizas, y particularmente en las historias comunitarias positivas, aleja el enfoque habitual de los medios de la crisis y lo acerca a la celebración de la cultura.
Rey Aéreo con su hermana en Nogales, Sonora. (Foto de Andrés Caballero 2024)
La exposición “Borderland Masks” de Caballero no es sólo una colección de fotografías. Es un llamado a ver a las comunidades fronterizas desde una nueva perspectiva: a reconocer las ricas tradiciones culturales que prosperan a pesar de los desafíos políticos y sociales. Como explica Javier Durán, director de Confluencenter for Creative Inquiry, “las comunidades fronterizas tienen muchas historias positivas que no se cuentan con suficiente frecuencia. Nuestro proyecto tiene como objetivo amplificar esas voces”. El trabajo de Caballero ofrece una poderosa contranarrativa al retrato a menudo negativo de la vida a lo largo de la frontera, mostrando cómo la lucha libre proporciona no sólo entretenimiento, sino también un sentido de pertenencia.

Si bien la exposición estará abierta hasta finales de octubre, Caballero espera que su impacto dure mucho más. «Si unas pocas personas entran y ven estas fotos y se sienten conectadas con las historias, eso es más que suficiente para mí», dijo. «Se trata de mostrarle a la gente que estas comunidades existen, que tienen ricas tradiciones y que son importantes».
Andrés Caballero trabajando en su estudio.
Los visitantes de “Borderland Masks” se encontrarán inmersos en las vidas de familias que encarnan el espíritu de la lucha libre. Más allá de los movimientos de alto vuelo y las máscaras coloridas se encuentra un profundo sentido de identidad, que trasciende el ring y se extiende a través de generaciones. La exposición se exhibirá en la Galería Lionel Rombach en Tucson, Arizona, del 22 al 31 de octubre. Con obras adicionales de Vanessa Saavedra y Ulises Ramos, la muestra promete una exploración multifacética de la vida fronteriza a través de la lente del arte y el deporte.
Para aquellos que no pueden asistir a la galería, el próximo podcast de Caballero ofrecerá una inmersión más profunda en las vidas y las historias detrás de estas imágenes, asegurando que las poderosas voces de los fanáticos de la lucha libre continúen resonando mucho más allá de las paredes de la exhibición.