Navidad: Pero Con Drama Familiar
Ah, la época navideña. La temporada en la que los latinos de todo Estados Unidos infunden un toque de cultura y tradición en las festividades, ¡estemos listos o no! José Feliciano en la radio y todos asegurando que los tamales de sus abuelas son los mejores del universo. Para mi media naranja, Melissa, la cuenta atrás para mi cumpleaños significa una cosa: películas navideñas.
Ya saben, esas películas clásicas de Navidad que invaden las pantallas de TV cada diciembre. Ella ve una todos los días, sin falta. Algunas son encantadoras, otras te hacen cuestionar tu masculinidad—especialmente las más cursis. Así que, cuando me preguntó si tenía una película navideña en mente, respondí con confianza: «Tengo la película navideña perfecta.» Su rostro se cayó. «Navidad, pero con drama familiar,» pensé para mí mismo. Probablemente no esperaba Warrior, pero la película de MMA con Tom Hardy, Joel Edgerton y Nick Nolte, ¡y eso fue exactamente lo que le ofrecí!
«Warrior»—¿Por Qué Necesitarías una Película Navideña Tradicional?
Decir que estaba escéptica sería quedarse corto. Cuando sugerí casualmente Warrior—sí, la película de MMA—el rostro de Melissa lo dijo todo. «¿Es una película de peleas?» preguntó, horrorizada de que me hubiera desviado de la típica película navideña estilo Hallmark que usualmente adorna nuestra pantalla en diciembre. «Por favor, que no sea una extraña comedia de zombis,» suplicó. Pero yo no cedí. Esta película, aunque lejos de ser festiva, tiene todo lo que una familia disfuncional podría desear: drama, arrepentimientos, y más carga emocional que una temporada entera de cenas navideñas. Olvídate del típico espíritu navideño—esta era una película sobre pelear con los puños y, más importante aún, con el pasado.
Un Drama Familiar Que Te Golpea Directo en el Corazón
Lo que no le dije a Melissa—porque, ¿dónde está la diversión en arruinar la sorpresa?—es que Warrior está lejos de ser una película de acción común. Sí, hay peleas de MMA, pero no se trata realmente de los golpes. La verdadera batalla es la que se libra dentro de una familia destrozada por rencores pasados y sueños rotos. Ver la interacción de estos personajes fue extrañamente familiar, como si estuviera viendo un reflejo de algunas navidades familiares pasadas. El drama, la emoción cruda y el arrepentimiento—especialmente en estas fechas—se sintieron como un golpe al estómago. Créeme, si quieres una película que haga llorar a toda una habitación mientras al mismo tiempo te hace cuestionar tus decisiones de vida, Warrior es tu película navideña ideal. Puede que no tenga renos, pero tiene corazones rotos de sobra. Así que, ¡Feliz Navidad… supongo!