La historia del boxeador puertorriqueño Prichard Colón sirve como un poderoso recordatorio de por qué es crucial cumplir con las reglas del deporte, no sólo por la seguridad sino también por la integridad del juego. En Octubre de 2015, la pelea de Colón contra Terrel Williams dio un giro trágico cuando Williams golpeó repetidamente a Colón en la nuca, un movimiento ilegal en el boxeo. A pesar de las repetidas súplicas de Colón al árbitro, los golpes ilegales continuaron sin consecuencias. Luego de nueve rounds de castigo, Colón se desplomó en el camerino y luego le diagnosticaron una severa hemorragia cerebral. Las consecuencias dejaron a Colón en coma durante 221 días, y su vida y su carrera cambiaron para siempre.
La lucha de Colón no es sólo de recuperación física sino una batalla por la justicia. Su familia, particularmente su madre Nieves, ha trabajado incansablemente para responsabilizar a los responsables. Sus esfuerzos resaltan la responsabilidad de los árbitros, médicos y promotores de garantizar que se sigan las reglas para proteger a los luchadores. A partir de 2023, si bien la salud de Colón sigue siendo frágil, continúa progresando a través de la rehabilitación, y su historia sirve como un conmovedor recordatorio tanto para los atletas como para los fanáticos sobre la importancia de la integridad en los deportes. Respetar las reglas no se trata sólo de una competencia justa: se trata de salvaguardar el bienestar de cada atleta que sube al ring.
Hoy, mientras repasaba las noticias, leí sobre el trágico fallecimiento del boxeador de Fiji Ubayd Haider después de su pelea con el Chino Zhou Runqi. Para nosotros los latinos, Colón siempre viene a la mente cuando leemos noticias desafortunadas como esta, junto con un recordatorio aleccionador de la importancia del espíritu deportivo y el cumplimiento de los protocolos de seguridad en los deportes de combate. Haider, quien colapsó después de su pelea por el título IBO de Peso Súper Pluma de Asia-Pacífico en Nadi, Fiji, falleció dos semanas después después de estar en coma y someterse a una cirugía cerebral de emergencia. A pesar de que Zhou siguió las reglas durante la pelea, en la que lanzó varios golpes fuertes, el resultado plantea preguntas difíciles sobre el equilibrio entre la competencia feroz y la seguridad de los atletas. Zhou expresó sus condolencias, honrando el espíritu y la determinación de Haider, afirmando que luchó hasta el final.
La muerte de Haider, junto al legado de Prichard Colón, refuerza los valores fundamentales de respeto y responsabilidad en el boxeo. Las trágicas historias de ambos luchadores resaltan la importancia de respetar las reglas y garantizar el bienestar de los competidores. A medida que la comunidad del boxeo reflexiona sobre estas pérdidas, queda claro que si bien la búsqueda de la victoria es primordial, nunca debe realizarse a expensas de la salud y la seguridad de los demás atletas. La pérdida de Haider sirve como un conmovedor recordatorio de que el verdadero espíritu deportivo va más allá del ring, e insta a todos los peleadores a competir con integridad y precaución.